En aquella primavera de 2011, después de visitar la pintoresca playa de Tecolutla en Veracruz, México, tomé el autobús hacia el municipio de Poza Rica llegando en la noche para transbordar a otro que me llevaría a mi y mis acompañantes a Tantoyuca en el mismo estado de Veracruz donde conocería un rancho tradicional, arribando al municipio nos acercamos a un taxi el cual nos llevaría a nuestro destino, realmente no supe cuánto duró el trayecto, el recorrido previo había sido bastante agotante y necesariamente tuve que dormir hasta unos minutos antes de llegar donde nuestros anfitriones nos esperaban en el Rancho Santa Rita Tampamaz.
El Sr. Nazario Hernandez Herrera junto con su familia salieron a recibirnos en medio de una mañana nublada y fresca presenciando un grato reencuentro del señor Nazario con su hijo, quien fue el que me extendió la invitación para conocer las tierras donde vivió su niñez y juventud, en seguida me presentó con el resto de la familia y con el Sr. Juan, el hijo mayor de la familia Hernandez quien por la edad avanzada del señor Nazario era quien realizaba la mayor parte del trabajo físico en un ambiente de fraternidad desde el primer momento y continuando con sus labores del día me invito a conocer las cabezas de ganado y a intentar ordeñar una vaca, después de ello entramos a su casa donde el desayuno estaba listo, huevos revueltos, frijoles, tortillas recién hechas, queso fresco, café con leche, con un sabor que denotaba la frescura de los sagrados alimentos que compartimos.
Tiene bastante tiempo de que viví esa experiencia y no logro recordar cronológicamente lo sucedido, lo que si es que en el primer momento me involucre en el trabajo del rancho, o por lo menos intentarlo. Desde años antes, cuando me platicaban del lugar, me llegaron a compartir tamales tradicionales y queso del rancho, en esta oportunidad pude ser participe de su proceso de elaboración, la gastronomía local es muy basta por la fertilidad de la tierra, el trabajo de ganadería y las presas dedicadas al cría de carpas tilapias, los mangos y tamarindos crecen en abundancia. Desde aquel entonces no he regresado al rancho Santa Rita Tampamaz, donde conocí gente de trabajo, pero también una región de carencias, en ese momento sin conexión a un sistema hidráulico o de drenaje, sin acceso a una red eléctrica, con caminos bastante deplorables, que ante una emergencia se convierte en un reto llegar al centro del municipio, la conexión a las redes telefónicas moviles muy limitadas que dependian de la ubicación de quien quiera hacer o recibir y las condiciones metereologicas, ¿Internet? Imposible. No se cual sea la realidad hoy en día de esta región en el estado de Veracruz, espero que el progreso hoy esté presente, lo que si es una realidad, es que el trabajo del campo debe considerarse un pilar fundamental para el desarrollo de cualquier país, gobierno y sociedad deben voltear a ver estas zonas y atender las necesidades de las personas que no tienen miedo a trabajar, que entregan cuerpo y alma para ver prosperar sus tierras y su entorno, a continuación dejo el enlace de la platica que tuve con el Sr. Nazario Hernandez Herrera, a quien después de algunos años de mostrarme su hospitalidad y algún tiempo de su partida de este plano existencial, recuerdo con bastante aprecio
Iván Vicente
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