El único turismo posible en Chile es el del dolor porque duele ver cómo los chilenos se hacen daño entre sí, porque duele que haya un Estado que no responde a la demanda social, porque duele saber que hay chilenos que prefieren anteponer el turismo a la lucha del pueblo y duele, que entre todo eso, el patrimonio se vaya dañando.
Santiago de Chile
En octubre de 2019 la suba del boleto del metro desató la furia contenida del pueblo que aún reclama por mejoras salariales, aumentos para los jubilados, educación gratuita, sistema de salud libre y de calidad, entre otros. Desde entonces muchos turistas han cancelado sus reservas y muchos otros han cambiado de planes por miedo a la violencia que se vive en las calles de las grandes ciudades chilenas.
La Serena
Piñera ataca el reclamo popular con violencia y la gente responde con más violencia, incendiado y pintando edificios y monumentos públicos. Ya han muerto más de 20 chilenos y hay más de 2 mil heridos ¿Quién le puede asegurar a un turista que no sufrirá la misma suerte al encontrarse sorpresivamente en medio de una protesta?
Viña del Mar
El malestar se respira en las calles aunque no siempre se visualicen disturbios. La hospitalidad que siempre caracterizó al chileno, ya no es tan fácil de encontrar. Y claro que todos queremos que Chile vuelva a ser un destino turístico próspero, pero no a costa de tapar los reclamos de su pueblo o de poner en riesgo la seguridad de los turistas.
Valparaíso
Duele ver a Chile arder en llamas, duele que los reclamos justos de su pueblo no sean escuchados y sobre todo duele que se vayan perdiendo vidas en el camino. También duele que su economía se vea perjudicada o que el turismo colapse, pero si los chilenos no se unen en una misma causa, serán dominados siempre por la desigualdad.
Los defensores del turismo
Seguramente este no sea el mejor momento para hacer turismo en Chile, pero ello no significa que este conflicto les permita fortalecerse, aprender y convertirse en un destino turístico mejor. Detrás de toda crisis siempre hay una oportunidad.
Miguel Ledhesma