Últimamente estamos escuchando que a raíz de la pandemia muchos destinos que antes eran impensados ahora se miran con buenos ojos y que la naturaleza y el turismo rural serán ejes centrales para proponer un turismo con distanciamiento físico propicio en estos momentos. Sin embargo, lo natural por sí solo no se convierte en turístico sino se acompaña de una estrategia pensada en la viabilidad económica y en atractivos sostenibles a largo plazo.
Me remito a pensar en mi provincia, Santa Fe, y sus bellezas naturales nada desarrolladas, ni difundidas ¿O acaso alguien sabe que hay monos carayas, una variada fauna autóctona y que tenemos uno de los humedales más importantes de Argentina? Sin duda lo positivo de este momento de larga introspección es poner la mirada sobre lo cercano, lo posible y lo estratégicamente vendible.
Y creo que ante tal desafío se genera una oportunidad que dará buenos resultados en la medida que el sector público direccione y cree con sus recursos circuitos de turismo regional con guías profesionales y un buen acuerdo de precios con el sector privado. Porque no olvidemos que esta pandemia traerá además de encierro y ganas de viajar consecuencias económicas que obligan a repensar formas de financiamiento y atractivos descuentos.
En definitiva, promover destinos de relax y naturaleza serán exitosos si se arma una proyección a largo plazo, teniendo en cuenta todos los actores del momento. Y si la naturaleza se piensa como un recurso que debe cuidarse, protegerse y no nunca explotarse.
Lic. Vanesa Dallazuana
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