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Historia del periodismo turístico. Parte 1

Parte 1: Periodismo de viajes


Si bien, las narraciones de viajes son el resultado de una tradición literaria que pudo haber comenzado con Heródoto (484-425 a. C.), evolucionar con Marco Polo (1254-1324) e ir enriqueciéndose a partir del Renacimiento, Marañón Moya (1960) citado por Forneas Fernández (2004, p. 237) afirma:


Puede decirse que la Prensa no entra en su mayoría de edad hasta mediados del siglo XIX, cuando Stuart Mill exclama: El periodismo comienza a ser en Europa lo que la oratoria política fue para Atenas y Roma. Es, pues, hacia 1850 cuando cristalizan sus inmensas posibilidades políticas, económicas, culturales y sociales”. En otras palabras, la crónica viajera nace en el siglo XIX, es más o menos coetánea de la crónica taurina y de la parlamentaria, pero no comparte con éstas la premisa de actualidad puntual.


Por otro lado, Forneas Fernández (2004, p. 237) cita a Martínez Albertos (1991) para reflexionar sobre la crónica viajera:


Es éste un género más literario que periodístico, un pretexto para la literatura de escritores más o menos consagrados y que por extrañas razones -no precisamente informativas- ven la luz originariamente en las páginas de los periódicos. Se diferencian de las crónicas de enviado especial en que no responden a una motivación estrictamente periodística, sino diríamos de relleno y prestigio del periódico. La mayor parte de las crónicas viajeras surgen por la iniciativa de un escritor laureado que tiene proyectado hacer un determinado viaje por su propio interés y propone a un periódico que le financie parte o la totalidad de esta especie de turismo literario con la obligación de dar estas primicias al periódico. Algunas de estas crónicas viajeras tienen luego una significación informativa, tal vez por carambola: dependen casi siempre de que sean escritas por un periodista profesional y no por un literato aficionado al dinero y a la fácil publicidad de su firma en los periódicos”.



Durante siglos los viajes estuvieron monopolizados por las conquistas o las migraciones, siendo el turismo un fenómeno elitista del cual los periodistas podían participar, y es gracias a la masificación de la prensa gráfica que las sociedades pueden conocer lo que acontece en otras latitudes y empiezan a descubrir en el viaje una fuente de placer. Pérez Tzaquitzal (2017, pp.40 y 42) agrega:


Los relatos de viajes eran un contenido tan habitual en la prensa europea, que a finales del siglo aparecieron los primeros boletines y revistas especializadas en viajes. En España fueron el Boletín de la Exploradora, el Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid, El Viajero Universal y El Viajero Ilustrado Hispanoamericano; en Suiza, L'Afrique explorée et civilisée; en Francia, los Annales des voyages, el Tour du Mondo y los Voyages ilustrés, aventures, combats, découvertes; en Italia, el Giornale illustrato dei viaggi e delle avventure, entre otros… La National Geographic publicó el descubrimiento de Machu Picchu en Perú, la primera expedición que atravesó el Sahara en automóvil o las rutas amazónicas narradas por el periodista Stevens. La revista además tiene el mérito de haber sido la primera en utilizar las fotografías de viajes, en 1903, para ilustrar sus artículos, un elemento ahora imprescindible en este periodismo especializado.


Los periodistas eran escritores y muchos escritores hacían de periodistas, por lo que las primeras organizaciones que reunieron a periodistas de viajes también incluían a los escritores. En 1936 se constituye la Asociación Francesa de Periodistas y Escritores de Turismo; en 1952, también en Francia, nace Fijet (Federación International des Journalistes et Ecrivains du Tourisme) y en 1955 se conforma en Estados Unidos la Sociedad Americana de Escritores de Turismo (SATW: Society of American Travel Writers).


Miguel Ledhesma

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