Puente del Inca es una formación geológica curiosa y fue uno de los más famosos centros termales de la Argentina.
Los baños en estas aguas se recomendaban para muy diversas afecciones y sumados a la
singularidad de este monumento natural y al paisaje que lo rodea hacen de Puente del Inca un
lugar de características únicas.
Ubicado en plena Cordillera de los Andes, a 2.720 metros sobre el nivel del mar, Puente del Inca,
es un paraje cordillerano famoso por su puente natural, curiosidad geológica única en el mundo y
declarada Monumento Natural.
El Puente ha sido formado por la acción de las aguas minerales. El caudal fluvial se abrió paso
entre sedimentos depositados en el fondo de una artesa y luego cementado por las aguas
termales. Todo eso da a la zona su coloración de naranjas, amarillos y ocres, y a cualquier objeto
que se coloque bajo ellas una dureza tal por la impregnación en sales minerales que adquiere una
apariencia petrificada. En la margen derecha alberga a las famosas termas, con cinco fuentes del
mismo tipo, pero de diferentes temperaturas y componentes. Los singulares cerros que hay a su
lado y el río Las Cuevas que pasa decenas de metros por debajo del puente completan la postal.
La historia del Puente comienza con el Camino del Inca y sus leyendas. Se supone que era
conocido y frecuentado por esta cultura a fin de aprovechar sus aguas con propiedades curativas.
Existen construcciones abandonadas al costado y debajo del puente con pequeñas piletas por
donde corre el agua termal, que surge de vertientes naturales con una temperatura que oscila
entre los 34 y los 38 grados. Los baños se recomendaban para afecciones nerviosas, reumáticas y
ginecológicas, terapéutica para niños anémicos, raquíticos y artríticos.
En 1925 se construyó el Hotel Puente del Inca que representó, para su época, un lujo al que
asistían las personalidades más importantes. Luego de sobrevivir a varias amenazas climáticas, que previamente habían dejado inhabilitado el servicio del tren trasandino, el hotel fue destruido por el devastador alud de 1965; pero igualmente hoy sus ruinas son visitadas por miles de turistas
cada año.
Leyenda de Puente del Inca
El nombre del lugar proviene de la leyenda que cuenta que mucho antes de la llegada de los
españoles un gran jefe inca tenía un hijo afectado de parálisis, y luego de intentar todo tipo de
curas sin resultado escuchó que, tierras al sur, existía un lugar donde las aguas curativas podían
terminar con su desgracia. Preparó entonces un grupo con los mejores guerreros y se dirigió hacia
allí. Cuando llegó, observó asombrado las famosas aguas que salían de la tierra; pero de ellas lo
separaba un río torrentoso que le impedía llegar. Sus guerreros, sin dudarlo, se abrazaron unos a
otros formando un puente humano, y de ese modo llegaron hasta el otro lado. El inca caminó por
encima de sus espaldas con su hijo en brazos y llegó hasta la fuente donde encontró la ansiada
cura. Cuando volvió su mirada atrás para agradecerles a sus guerreros, éstos se habían petrificado
y constituían ya lo que hoy conocemos como “Puente del Inca”.
Cuando se cerró el paso en 2005 se sintió el golpe. Los visitantes que ahora deciden pasar lo hacen por 10 minutos, antes se quedaban hasta una hora. De todos modos hay un lugar donde los
artesanos venden productos y se puede fotografiar el puente a una distancia prudencial. Años
atrás se podía ingresar y hasta tocar el agua, pero ya no es posible.
Cómo llegar:
En auto:
El camino al Puente comienza partiendo de la ciudad de Mendoza por la Ruta Nacional No. 40 en
dirección al sur. Luego se toma la Ruta Nacional No. 7 hacia Uspallata.
Al no tener vehículo disponible, o en caso de no querer manejar tantos kilómetros por la Alta
Montaña, la mejor opción para visitar y resolver como ir al Puente del Inca es tomar una excursión
desde la ciudad de Mendoza.
Silvia M. Vázquez
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