Tianguis México: cuando el silencio se siente cómodo es hora de incomodar

Por Gustavo Contreras

El Tianguis Turístico México 2025 quedará registrado como uno de los más concurridos en cifras. Récord Guinness, miles de citas de negocios, un desfile interminable de eventos y una producción impecable para la foto. Pero mientras los números brillaban en los encabezados oficiales, detrás de los reflectores hubo otra historia: la de quienes cubrimos este evento no con un gafete, sino con oficio.

Y no, no hablo de molestias menores. Hablo de un trato que, aunque disfrazado de cordialidad, dejó claro que para muchos organizadores y autoridades, la prensa turística ha dejado de ser un aliado estratégico y se ha convertido en un relleno funcional. Un adorno más en el salón de los anuncios.

El periodista especializado fue ignorado en momentos clave, ausente de ceremonias como el cambio de estafeta y excluido de actividades que hubieran enriquecido la cobertura. Hubo colegas que literalmente pasaron hambre, hospedados muy lejos del centro de operaciones, sin agenda digna, sin acceso a lo esencial para trabajar. Todo mientras se celebraba el éxito de un Tianguis que en sus mensajes hablaba de inclusión, promoción y profesionalización.

A muchos nos quedó clara la lógica: Con que los traigamos al Tianguis, se darán por bien servidos. Como si estuviéramos contratados a sueldo para repetir comunicados y aplaudir convenios. Como si la cobertura no costara esfuerzo, tiempo, equipo, ni trayectoria. Como si nuestro valor estuviera en las etiquetas, no en las letras.

No estamos escribiendo esto para exigir privilegios, sino para pedir algo que nunca debió ponerse en duda: respeto profesional. Porque el turismo necesita promoción, sí, pero también necesita palabra. Necesita prensa que investigue, que dialogue, que cuestione, que dé contexto, que construya narrativa. Y eso no se logra con presiones, con trueques disfrazados de hospitalidad.

Al final, este Tianguis también nos deja enseñanzas. Que vale más la voz que incomoda que la que repite. Que no todos están dispuestos a jugar el mismo juego. Que todavía hay periodistas —y sí, también generadores de contenido, comunicadores y medios emergentes— que creen en la esencia de contar lo que importa, aunque no siempre lo que conviene.

No es un adiós del Tianguis, es un hasta pronto. Pero desde otro lugar. Uno en el que seguir generando contenido con sentido, con crítica constructiva y con memoria. Porque al turismo no solo lo mueven los vuelos y los convenios: lo mueve la historia que alguien se atreve a contar.