Al norte de la ciudad de Lima, en el distrito de Végueta de la provincia de Huaura, encontramos el sitio arqueológico de Vichama, el mismo que nos sorprende por sus antiguas edificaciones y diversos hallazgos que prueban que esta ciudad se desarrolló hace 3,800 años, es decir, coincide con la última etapa de vida de la Ciudad Sagrada de Caral, la más antigua de América y con la que habría mantenido una interacción social y económica.
Vichama forma parte de la Ruta Civilización Caral y es uno de los destinos turísticos que el 9 de noviembre recibió el sello Safe Travels, distintivo que otorga el Consejo Mundial de Viajes y Turismo a los destinos y prestadores de servicios turísticos que demuestran cumplir con los estándares y protocolos sanitarios diseñados bajo las pautas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este complejo fue descubierto en el 2007 y es conservado e investigado por la Zona Arqueológica Caral que dirige la arqueóloga Ruth Shady Solís. En sus 136 hectáreas de extensión podemos apreciar cinco edificios piramidales y otros de menor tamaño, además de áreas residenciales y plazas circulares similares a las de Caral, pero una particularidad que posee Vichama es un templo que contiene unos relieves con figuras antropomorfas y zoomorfas, entre ellas el famoso sapo humanizado con dos manos y un rayo que se posa sobre su cabeza.
Como nos cuenta la arqueóloga Tatiana Abad, jefe de sitio, el edificio que alberga estos relieves iba a ser demolido para dar paso a la construcción de un parque, pero felizmente fue descubierto a tiempo y es así que hoy podemos ser testigos de un salón ceremonial que nos presenta dos escenas de relieves murales. En la parte inferior se observan unas figuras antropomorfas con los ojos cerrados y quizá en estado de desnutrición o hambre porque presentan sus costillas expuestas, mientras que los relieves de la parte superior parecen representar niños en diferentes posturas como si estuviesen realizando una danza.
Otro atractivo principal de Vichama es el Mural de la Fertilidad, el cual nos muestra unos relieves que hacen referencia a la riqueza de los campos y unas serpientes que simbolizan una deidad vinculada con el agua, recurso fundamental para la producción agrícola. Al respecto, los estudios han revelado que esta ciudad fue agropesquera, ya que se han hallado productos tanto del valle como del litoral, entre ellos el camote, la papa, la lúcuma, la anchoveta y la corvina, lo cual significaría que los pobladores mantenían una dieta equilibrada.
Algo que llama mucho la atención es que tanto hombres como mujeres ocupaban altos cargos, lo que indicaría que en aquellos tiempos existía una equidad de género y esto se puede constatar por los objetos ostentosos que llevaban sus vestimentas hechas de algodón. Esta distinción especial también es reflejada en las estatuillas de arcilla que se han hallado entre las ofrendas y cuyos rostros están pintados de color rojo, amarillo o negro. “Se han encontrado más estatuillas de mujeres y representarían a sacerdotisas, quienes se habrían caracterizado por llevar estas pinturas en el rostro.”, señaló Abad.
Además de la igualdad de género, quienes habitaron estos recintos en la antigüedad también nos dan un claro ejemplo de sostenibilidad, pues las investigaciones han determinado que los pobladores reciclaban su basura y usaban sus cenizas para nivelar los espacios de sus construcciones.
En cuanto a sus edificaciones, estas contienen las famosas shicras, unas bolsas de fibra vegetal que eran utilizadas como materiales antisísmicos y eran fabricadas a base de junco y totora que se obtenían en los humedales de la zona. Si bien en Caral también las usaban, en Vichama las shicras llegaban a medir hasta dos metros. “Cada bolsa era rellenada de piedras y, cuando había un movimiento telúrico, la energía sísmica hacía que las piedras se movieran entre ellas, pero los edificios no se destruían. La energía se disipaba y por eso hasta la fecha los muros no se desmoronan.”, nos explica el arqueólogo Alexander Zúñiga, jefe de sector.
Por otro lado, el junco y la totora no solo fueron elementos destinados a la construcción, sino también para la elaboración de accesorios del día a día como sandalias, brazaletes y collares. Se sabe además que Vichama mantenía una red de intercambio o trueque que solo las autoridades mantenían con comunidades muy distantes, pues se han encontrado productos como spondylus de Ecuador, plumas de guacamayo de la Amazonía y minerales de Bolivia.
Según nos cuenta Elvis Peralta, coordinador de Relaciones Comunitarias, a partir del 2016 el número de visitantes aumentó a un promedio de 7,000 por año y en el 2019 se logró recibir a 11,700 turistas. En el 2020 se tenía proyectado llegar a 15,000 visitas, pero lamentablemente apareció la pandemia y ello llevó al personal a mostrar los recorridos de manera virtual. Es así que ahora, con el sello Safe Travels recibido, Vichama está nuevamente listo para recibir y sorprender a turistas nacionales y extranjeros que deseen conocer más sobre la historia y las maravillas del Perú.
Para llegar a Vichama, si venimos en auto desde Lima, solo deberemos voltear a la mano izquierda una vez alcanzado el kilómetro 159 de la Panamericana Norte. En caso de viajar en un bus interprovincial, deberemos bajar en Huacho y tomar un colectivo hasta el distrito de Végueta. En cualquiera de los dos casos, encontraremos un cartel y señales turísticas que nos indicarán la ruta a seguir hasta el sitio arqueológico.
El horario de visitas es de lunes a domingo, incluido feriados, de 9:00 a.m. a 4:00 p.m. El costo de la entrada es 11 soles para el público general, 1 sol para niños y 4 soles para profesores y estudiantes universitarios; mientras que para los policías, militares, bomberos y personas con discapacidad, el ingreso es gratuito. Es importante tomar en cuenta que debido a la pandemia, solo se permite grupos de hasta 9 personas como máximo y todo recorrido debe realizarse con un guía, a quien se le debe pagar un total de 20 soles entre todos los visitantes.
Para mayor información, se puede escribir un correo a reservas@zonacaral.gob.pe. También se puede llamar al (+51) 955-881-340 o visitar la página www.zonacaral.gob.pe. Eso sí, antes de ir, se recomienda hacer una reserva en bit.ly/YoReservoVichama.
Luego de conocer este impresionante sitio arqueológico, cuyo recorrido toma aproximadamente dos horas, es recomendable visitar el Museo Comunitario de Végueta que está ubicado en la plaza del distrito, a solo 5 minutos de Vichama. Ahí se puede ver de cerca los objetos y ofrendas que se han encontrado en este importante patrimonio cultural e histórico. Los protocolos de bioseguridad están garantizados.
Eric Barrantes García
Lima - Perú
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