¿Qué hace que valga la pena cubrir un destino como periodista turístico?
- Foro Periodismo Turístico

- 19 jun
- 2 Min. de lectura
Cada viaje es un relato en potencia. Pero no todos los destinos son iguales cuando los observa un periodista turístico ¿Qué transforma a un lugar en una historia que merece ser contada? ¿Qué condiciones convierten una experiencia de viaje en un artículo, un reportaje o un documental que despierte el interés de las audiencias? La respuesta no es simple, pero sí apasionante.
Más allá de los paisajes
Las postales perfectas abundan en la era digital. Sin embargo, el periodista turístico busca algo más: la narrativa detrás de la imagen. Un destino se vuelve valioso para ser cubierto cuando ofrece capas de sentido: historias humanas, cultura viva, transformación social, innovación, sostenibilidad, resiliencia o incluso conflicto. Lo fotogénico atrae, pero lo auténtico permanece.
El factor humano
Un pueblo remoto puede ser invisible para la mayoría, pero tener una comunidad que rescata oficios ancestrales, una gastronomía con raíces, o una tradición oral que sobrevive a los siglos. Es ahí donde el periodista halla el núcleo narrativo. Las personas, sus voces, sus sueños y sus desafíos, son los verdaderos protagonistas de los relatos turísticos de profundidad.
Sostenibilidad y ética: los nuevos parámetros
Hoy más que nunca, cubrir un destino implica también preguntarse por su impacto ambiental, social y económico ¿El turismo beneficia a las comunidades locales? ¿Respeta su identidad? ¿Protege o degrada su ecosistema? Un destino que trabaja por un desarrollo turístico sostenible aporta al periodista no solo información, sino también una mirada crítica y un deber ético de dar visibilidad a buenas prácticas.
La sorpresa: el ingrediente esencial
A veces, lo que hace valiosa la cobertura de un destino es su capacidad de sorprender. El hallazgo de lo inesperado: una historia desconocida, un proyecto emergente, una contradicción que interpela. La curiosidad periodística se activa cuando el viaje no responde exactamente a lo que uno anticipaba.
La conexión emocional
Por último, un destino vale la pena ser cubierto cuando despierta emociones en quien lo visita. Si el periodista logra conectar con la esencia del lugar y traducir esa vivencia en palabras, imágenes o sonidos, estará cumpliendo su misión más profunda: tender un puente sensorial entre el lector y el territorio.
En resumen
No es la fama, ni siquiera la belleza, lo que determina el valor periodístico de un destino. Es su capacidad de ofrecer historias genuinas, complejas, humanas. Un buen destino para el periodismo turístico es aquel que nos recuerda por qué viajamos: para conocer, para comprender y para contar.
Miguel Ledhesma





Lindas reflexiones...