“Soy la Catrina”: una mirada viva al Día de Muertos de México
- Foro Periodismo Turístico

- 3 nov
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La periodista mexicana Lilia del Carmen Lara Compeán cautivó al público del Congreso Internacional de Periodismo Turístico con su conferencia titulada “Soy la Catrina, soy de México y hoy les vengo a platicar del Día de Muertos en mi país”, un recorrido sensible y colorido por una de las tradiciones más representativas de la identidad mexicana.
Lilia inició su exposición con una imagen de la Huasteca Potosina, su región natal, donde las ofrendas y altares cobran un significado profundamente familiar y espiritual. Describió cómo, en México, los altares se levantan en casas, escuelas y plazas públicas, y cómo cada día de la celebración tiene un sentido diferente: uno dedicado a los niños, otro a los adultos, otro a las almas olvidadas.
A lo largo de su charla, la ponente compartió la diversidad de rituales que caracterizan al país durante estas fechas. Mencionó lugares emblemáticos como San Miguel de Allende, conocido por sus desfiles llenos de color y arte; Pomuch, en Campeche, donde las familias abren los féretros para limpiar y vestir a sus muertos; Huautla de Jiménez, en Oaxaca, donde las ofrendas se mezclan con cantos mazatecos; el tradicional Hanal Pixán en la península de Yucatán, y las procesiones llenas de luz en Michoacán, especialmente en el lago de Pátzcuaro y la isla de Janitzio.
“El Día de Muertos no es una despedida, sino un reencuentro. Cada altar es una conversación entre mundos”, expresó Lilia, personificando a la Catrina, símbolo del alma festiva y crítica del pueblo mexicano, y llenando el auditorio de emoción y respeto.
Una tradición que une vida y muerte
El Día de Muertos tiene sus raíces en las culturas prehispánicas que rendían culto a la muerte como parte natural del ciclo de la vida. Los pueblos mexicas, mayas y purépechas ya realizaban rituales para honrar a sus ancestros mucho antes de la llegada de los españoles. Con el tiempo, estas prácticas se fusionaron con el calendario católico del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos (1 y 2 de noviembre), dando origen a la celebración actual.
Reconocido por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2008, el Día de Muertos combina elementos indígenas y cristianos: flores de cempasúchil, velas, incienso, fotografías, calaveritas de azúcar, pan de muerto y platillos típicos se colocan en las ofrendas como símbolos de amor, memoria y continuidad.
Entre colores, memoria y turismo cultural
Lilia del Carmen Lara Compeán destacó que esta festividad es también una fuente de identidad y desarrollo turístico para México. Miles de visitantes nacionales y extranjeros participan cada año en las celebraciones, atraídos por su riqueza simbólica, estética y emocional.
La ponencia concluyó con un mensaje de orgullo y conexión: “Ser la Catrina es recordar que todos somos parte del mismo viaje. Celebramos la muerte porque amamos la vida”.






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